A pesar de que Picasso y Braque intentaron
evitar que el Cubismo se convirtiera en una moda, lo cierto es que la obra de
algunos jóvenes artistas, seguidores de las propuestas de aquéllos, nos obliga
a pensar que el Cubismo acabó por convertirse en una práctica generalizada.
Metzinger, Le goûter, 1911
Figuras como Gleizes, Metzinger o Léger,
formaron parte de ese grupo de artistas que, en su intento por realizar nuevas
propuestas cubistas, colaboraron en la propagación del movimiento, cuya
difusión comenzó sobre todo a partir de la exposición en el Salón de los
Independientes de 1911. En ella, junto a los tres artistas mencionados,
participaron también Juan Gris, Delaunay, Le Fauconnier o Lhote, mientras que
los líderes del Cubismo, Picasso y Braque estuvieron ausentes.
Esta variedad de propuestas individuales es la
que nos lleva a pensar más que en la difusión del cubismo, en su
popularización. Aunque deseosos de superar el cubismo ortodoxo de Picasso y
Braque a través del movimiento o la proporción, lo cierto es que sus
directrices seguían siendo en muchos aspectos deudoras de los maestros.
Mientras Gleizes o Metzinger reflejan en su pintura una copia de las obras de
Picasso y Braque, dándole una interpretación más personal, otros como Léger y
sus más tardías pinturas de cubismo maquinario, resultaron quizá más
originales, si bien en su obra también encontramos principios tradicionales del
cubismo como el sentido geométrico o el sombreado.
Poco después, estos jóvenes artistas que
compartían tertulias y propuestas artísticas en el estudio de Jacques Villon en
Puteaux, se organizaron en un grupo al que denominaron Section d’Or. Este
nombre, concedido por Villon, sin duda ya evidenciaba su deseo de dar un
fundamento científico al arte que realizaban: un arte basado en concepciones
matemáticas, donde primase la armonía y la medida, la proporción encarnada en
esa fórmula de la sección áurea incluida en el tratado de Luca Pacioli (Divina Proporción, 1509). Unas
propuestas las de esta agrupación, que pudieron comprobarse en la exposición de
1912 en la Galería Boétie de París, en la que de nuevo Picasso y Braque
estuvieron ausentes, permaneciendo, por su parte, fieles a la galería de
Kahnweiler.
Gleizes, Les Baigneuses, 1912
En esta Galería Boétie se expusieron más de
doscientas obras, realizadas por los treinta artistas participantes en los
últimos tres años de sus experiencias artísticas. Una exposición que incluso
condujo a hablar de una Escuela Cubista, si bien la disparidad de tendencias de
los que allí participaron era evidente.
Léger, Elementos
mecánicos, 1918
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FUENTES
-CABANE, P., El siglo de Picasso. El nacimiento del cubismo, Vol. I, 1982.
-PRECKLER, A. Mª., Historia del Arte Universal de los siglos XIX y XX. Pintura y escultura
del siglo XX, Tomo II, Editorial Complutense, 2003.
-SERULLAZ, M., El cubismo, ed. Oikos-Tau, 1976.
Muy interesante tu entrada
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